El actual sistema de alojamiento de inmigrantes está bajo presión

Dado que muchos residentes de Riverside, California, están involucrados en la comunidad de inmigración de alguna manera, también puede ser conocido por muchos que ha habido una afluencia reciente en el número de menores no acompañados que cruzan la frontera. Según la CBS, desde octubre de 2013 han llegado a Estados Unidos unos 57.000 menores inmigrantes no acompañados.

Debido a este repentino e inesperado aumento del número de niños inmigrantes, el sistema utilizado para atender y tratar a los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera se ha visto sometido a una gran presión. En particular, el sistema de alojamiento se ha visto muy afectado, lo que ha dado lugar a los siguientes problemas:

Niños inmigrantes en centros de acogida que ya están llenos
Largas esperas para entrar en un refugio o en un sistema de alojamiento temporal
Los presupuestos de los refugios se estiran por encima de sus posibilidades
Falta de otros recursos que acompañan a los refugios, como ropa
La falta de alimentos y ropa, en particular, está empeorando la situación, lo que ha provocado que algunos centros de acogida resulten inadecuados. Muchas instalaciones simplemente no están equipadas para atender a un gran número de niños, dejándolos en la estacada entre su detención y las audiencias judiciales.

Muchas organizaciones y comunidades han dado un paso al frente y están intentando hacer lo que pueden para suavizar el golpe para estos niños migrantes mientras esperan en el limbo legal. Por ejemplo, Crittenton Services and Foster Family Agency ha ofrecido a las familias de acogida $854,00 al mes si pueden acoger a un menor refugiado no acompañado. Esta cantidad puede ascender a más de $6.000,00 al mes si pueden acoger hasta seis niños.

En general, se cree que estos niños huyen de problemas como la violencia de las bandas de sus países de origen, lo que puede explicar el aumento de su número. Sin embargo, debido a su volumen, también se les coloca al principio de la cola de deportación, lo que preocupa a los grupos de activistas que siguen luchando por una mejor acogida.